qué siempre tenga corazón, siempre
No es que no lo había intentando. Al contrario. Lo había hecho una y mil veces, reproduciendo o no la lógica de lo esperable, pero lo había hecho. Como sin importar el golpe, como sin preocuparse por el efecto rasguñante de errarle con y sin sentido, cada vez que lo intentara. Sin importar eso porque lo importante era el intento y los nuevos mundos que se descubrían, a cada paso.
En ese afán de evadir las dudas, todo lo que hubiera sido posible.
Intentar era una manera de transitar el mundo. Dejar el corazón, en cada camino y recordar la frase: “Tiene corazón, el camino que elegiste?”
21 agosto, 2018 Anaclara
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